lunes, 9 de julio de 2001

Crónicas pamplonesas

Hola a todos,

Como algunos ya sabían, el fin de semana fui a San Fermín y, como ven, sobreviví para contarlo. Salimos con mi compañero el viernes por la noche y llegamos a Pamplona a eso de las dos y pico de la mañana, cuando la celebración estaba en su apogeo. Aunque después comprobé que no era que estubiera en su apogeo, sino que así se vivía ahí las 24 horas del día. Llegamos a un lugar donde había montada como una kermese con juegos mecánicos y todo eso, y además, varios puestos de las distintas comunidades donde vendían comida y artesanías y esgrimían pancartas con consignas políticas, de las que entendíamos poco porque estaban todas escritas en vasco o navarro o el idioma que sea que usen ahí. Toda el área estaba habitada por gran cantidad de borrachos, muchos en muy mal estado, que no tenían problemas en vaciar sus aguas en cualquier momento y lugar, por lo que era frecuente tener que vadear continuamente pequeños arroyuelos que discurrían por aquí y por allá, enriqueciendo notablemente la fisonomía del paisaje, aunque afectando un poco la salubridad del ambiente.

De aquí partimos después de un rato, buscando mejores aires, y llegamos al casco antiguo, donde el ambiente era más o menos el mismo, pero represantado sobre las pintorescas callecitas antiguas del pueblo. Era increíble la cantidad de gente que había por todos lados, nunca vi tanta gente junta vestida de la misma manera, ya que todo el mundo iba mayoritariamente de blanco y con su infaltable pañuelito rojo al cuello. Yo no quise ser menos, sólo que pantalón blanco no tenía y la única remera blanca que conseguí es una que tengo con la cara de Gardel. Con eso y un pañuelito que me compré me acerque bastante a la indumentaria oficial. Así, esquivando borrachos y vadeando arroyos, se fue haciendo la hora del amanecer, así que nos fuimos acercando a la plaza de toros para tener una buena ubicación para ver el encierro. Cuando llegamos estaban armando la vallas de madera que levantan en las calles por donde van a pasar los toros. Poco a poco se fue llenando de gente hasta que nos vimos rodeados por una multitud. Al final terminaron de armar la valla pero tanta era la gente que aunque habíamos llegado temprano no se podía ver nada. Nos dimos cuenta de cuándo pasaban los toros por los gritos de los demás. Yo creo que llegué a ver unas manchas medio marrones discurriendo entre la gente que corría, pero ya no se si fue cierto o lo imaginé. Al final la gente se fué, desarmaron todo y aquí no ha pasado nada, así que nos fuimos por ahí a tomar algo y después anduvimos toda la mañana de un lado para el otro sin saber bien qué hacer. En un momento nos tiramos a dormir en una plaza pero nos rajó la policía. En ese momento del día notamos un cambio en cuanto a le gente circundante con respecto al día anterior. Los borrachos ya estaban tirados por los portales o donde los encontró el sueño y las que salían ahora eran las familias del lugar, quienes parece que se toman muy en serio el festejo este, ya que desde el primero hasta el último salían vestidos de blanco de pies a cabeza y con pañuelo y faja rojos. Hasta los bebés iban así disfrazados, e incluso hemos visto algunos perros que no se substraían a esta tradición. Al final fuimos a comer algo y a media tarde ya nos volvimos, porque nos nos convencía mucho la idea de pasar otro día entero yirando por ahí sin dormir o durmiendo en las plazas repletas de arroyuelos.

Así que la siguiente noche ya la pasamos en Madrid, durmiendo como se debe, estrenando nuestro departamento, y ayer domingo anduvimos paseando un poco por la ciudad. A la tarde me invitaron a una milonga en el hotel Ritz, que fue, por lo menos, una oportunidad para ver de adentro ese hotel que es de un lujo extraordinario. La milonga no era gran cosa ya que había muchos invitados, parejas y yo que se, pero poca gente para sacar a bailar, pero el lugar era espectacular. Para bailar bien voy a tener que esperar hasta esta noche, o si no hasta mañana, o si no hasta el jueves, etc, etc. aunque en un ambiente algo más modesto.

Bueno, besos y abrazos para todos y hasta pronto,

Diego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario